sábado, 7 de septiembre de 2013

Ley y Corán



Lo antagónico molesta, irrita tanto como las molestas picaduras de mosquitos que manchan de su zumbido -o silencio- las noches mecidas por el canto del mar. La mente se resiste a cambiar, la evolución que Darwin nunca nombró en su famoso libro es el chaleco salvavidas de la Humanidad. Sin adaptación, no hay vida, ni siquiera vegetación. El animal observa la Naturaleza para garantizar su supervivencia. El hombre, tan superior desde sus dos patas, erguido y erecto, se menea por líneas fronterizas, horizontes de espejismos que albergan errores de evaluación, compost de los horrores de la civilización. 

Vuelve la historia con sus máscaras deformes de la memoria, compleja conexión de circuitos, apátrida y sin domicilio fijo. Flujo flojo de fajos de información almacenada en un sin lugar, espacio de coleteos sin límites, el entendimiento está en peligro de extinción por someterse a una lógica que se tambalea. El cerebro, tripartito al igual que el espiritu santo, es la sede cognitiva de la torre de Pisa, del Babel, del rascacielos, etc., que el científico ha ido edificando. Biblioteca virtual, borrador y mapa de un saber que se hunde en un mar movido. Movimiento de la vida que no puede fijarse como una imagen fotográfica, que no sabe estancarse en el lodo del estanco donde surge de las aguas podridas la belleza de la flor de loto. Dualismo de la belleza que se nutre del maloliente ambiente, amigo y padre. 

Este siglo, nutrido de incertidumbre, debe volcar, derribar, ahorcar, vencer y tordre le cou a aquello que ya ha caducado. A toda prisa vivimos, encubiertos por ideologías dudosas, plataformas de una certeza has been, de unos dogmas polvorientos. El mar esculpe y amansa el hierro, metal duro electropositivo. el tiempo desdibuja y derroca las ideas fugaces como divas estelares, nebulosas cuya luz que perciben nuestros ojos ha dejado de existir. La naturaleza engaña nuestros sentidos, embaucados por las sirenas de las razones cartesianas, embusteras y fulleras... nuestros ojos no ven nada. 

Dicotomía: ojos, cegados por la mentira de lo que no es, solo ven luces muertas filtradas por el discurrir descarrilado del tiempo engullido en el espacio galáctico y se ciegan en el mar borroso de corales forjados por una historia universalizada. Reguero de pólvora, polvo de leyes fosilizadas, creencias enquilosadas, despecho del sentido común, soplo de un poniente arrasado.

Así, nos organizamos. Desorientados por sistemas arcaicos, nos adentramos en un bosque frondoso, túnel mental que nadie desmiente. Leyes y Corán, hilvanados en tiempos remotos, inadecuados, caducos, pasados, vencidos, no se rinden. Hombres -y alguna mujer- despiadados, desamparados en una certidumbre deshilachada por el tiempo, que se resiste. Tiranía de la palabra escrita, que no enmudece ni muda, dictadura de textos que rigen conductas de acuerdo con valores ahogados en el océano del tiempo. 

El bueno dictamina, dibuja líneas de conducta, disemina aires de un respeto quebrado, quebrantado por el peso del árbol del tiempo. Estamos muy mal, las instituciones son viejas brujas desdentadas cuyos crímenes intentan apagar a escobazos. Sólo barren para casa y se preservan con muros edificados con sangre y sudor del pueblo. Canallas de cuello blanco, de barbas dignas, de túnicas y trajes antiguados. 

Contorsiones de frases amputadas por el instinto de aquello que es justo. La frontera entre las leyes y las religiones es tenue, ambas apuntan hacia una meta que ya dejó de ser. El acceso está vedado, prohibido el paso, cortada la comunicación, sin cobertura, aislados nos han dejado. La isla de un tesoro que queda por descubrir, debemos revelar la foto de lo que somos ahora. 

No hay derecho a juzgarnos según el bien y el mal, porque es un espejismo, pero lo peor es que se nos juzgue de acuerdo a conceptos retrógrados de comportamientos inapropiados en una sociedad que cambia a la velocidad de la luz.

Religiones y leyes: omnipresentes -abruman nuestras mentes alumbradas por conexiones invisibles-. Omnívoras víboras de un colectivo sin memoria, tiburones despectivos de los ángeles terrestres, dientes de serrucho, cuchillas de afeitar, cuchillos afilados desgarradores. No hay nada más antinatural. Sin adaptación, sin cambio, sin mutación estamos abocados a extinguirnos. Seremos la causa de nuestra propia extinción. La rigidez atávica de las leyes, la intransigencia decrépita de los dogmas acabarán (¿?) con el respirar, vaivén de aires vivificantes, de nuestra especie. 

Preocupados en vivir más años, se nos tuerce la mirada, nuestro reflejo en las aguas incesantes nos mantiene alejados de los peligros que acechan, auspiciados por el Hombre que ostenta una bandera de impunidad arrebatada a sus coetáneos con textos redactados con plumas caducas. 

Al igual que la leche, ciertos textos deberían tener fecha de caducidad. 


3 comentarios:

  1. La censure est la limitation arbitraire ou doctrinale de la liberté d’expresion de chacun. Elle passe par l'examen du détenteur d'un pouvoir (étatique ou religieux par exemple) sur des blogs,livres, journaux, bulletins d'informations, pièces de théâtre et films, etc. — et ce — avant d'en permettre la diffusion au public.

    Una niña yemení de 8 años muere en su noche de bodas por lesiones sexuales
    Casi una de cada cuatro niñas son obligadas a casarse antes de los 15 años en Yemen.Una ley aprovada en fevreo de 2009 una ley que establecia la edad minima para el matrimonio pero fue revocada porque los legisladores conservadores la consideraron "anti-islámica".  
    casi una de cada cuatro niñas son obligadas a casarse antes de los 15 años en Yemen.

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  2. Deux incontournables y una revelación: la caducidad de los textos. Y a-t-il prescription ?

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  3. Date de péremption, peut-être une chance de revisiter les textes. La liberté d'expression est régulièrement bafouée, et bien souvent aussi dans les nations démocratiques. Frapper des manifestants,qui s'insurgent contre des voleurs au pouvoir... Le destin des filles et des femmes dans bon nombre de pays fait froid dans le dos, glace le sang. Impuissance : seule issue, adapter les textes à chaque époque, changer les mentalités semble si difficile. Les neurosciences confirment la résistance au changement par peur de perdre le contrôle. En fait, le contrôle c'est l'arme des lâches... Seule la poésie peut nous sauver...
    Nouvelle terrifiante, quel est l'avenir de l'humain ?

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A vous de jouer... Les dés sont jetés.

La louve

Ecrivons sur la page Pendant que la mer dégage Si la mère enrage Elle effacera toutes les pages