domingo, 29 de septiembre de 2013

Synapsis


Si j’osais,
je dirais tout haut ce que d’aucuns pensent tout bas.
Cinglante vérité,
épouvantable surdité
de l’esprit qui s’enfuit.
Vérité sinueuse, simulée par syntaxes interposées ici et là,
Sibylle, si belle, bandant son arc oratoire, vise et dévisage
toutes les images, coquines naufragées du langage.
J’y reviens,
devine sa divine pensée engluée dans les limbes d’un cerveau
déchiré à moitié par son autre moitié, mi-figue, mi-raisin,
autel sacré de la déraison. Voilà ! J’y viens !

À quoi bon s’attarder sur le point sensible, marasme des connexions infinies
où le doute se fraie un chemin à vocation impie ?
Splash ! Les cellules se bousculent et s’éclaboussent,
un flash jaillit du cortex. Le chocolat s’émousse,
le palais reçoit dans son faste l’arôme d’une Idée d’abord diffuse,
infusée dans un bain de sang, torrent propulsant ensuite
la fusée. Trajectoires de couleurs mariées, les émotions,
mères logiques, sillonnent l’espace au tempo synaptique.
On l’aurait cru sympathique, et pourtant,
tyrannisé par la tyroïde, l’amour
tire son épingle du jeu.

Berçant les canaux vénitiens, une pluie de mots
arrose les champs neuronaux.
Eau féconde,
souriante Joconde,
revirement immonde.
Rien ne m’arrête sur le tranchant des intentions.
Sous le pont voguent les gondoles fragiles.
Telles des déesses en détresse,
les connexions invisibles s’affaissent
sous les eaux abondantes d’un hypothalamus :
lourde machinerie de la mémoire ;
socle chancelant de l’apprentissage ;
parc émouvant des sentiments et déboires.
À l’assaut du raisonnement tacheté de créativité, il prend le large.

Phare, étoile filante ou chandelle, l’ocytocine
se dévoile, libre et libertine,
elle tend un pont
qui suppure entre Mont de Vénus
et reliefs mammaires.
L’entrelacement s’exécute dans le royaume res extensa laissant
pour compte la res cogitans. Et pourtant !
Il s’en est fallu de peu ! Succomber dans les escaliers
aux spirales maniaques tendues par le sang piégé ?

Aux stimulations arrogantes
venues des plaines arides s’affrontent
sans honte
les gènes mêlés au magma asocial en pleine effervescence.

Mais voilà. Le savoir s’articule sur les charnières grinçantes
des rouages éprouvés de la survie.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Luna lunera


Satélite terrestre
Luna marea
Atmósfera tóxica 
Sin luna
Tenemos nuestro satélite 
Luna rellena
Rocas de Amstrong
Luna de julio
Cráteres, bombardeos
Luna añeja

Impacto contra la tierra
Guerra de estrellas
Se desprendió un trozo de la tierra 
Luna inventada
Formación de rocas terrestres
Parto de luna
Vida en la tierra
Luna coetánea
Mece la tierra con sus mareas
Luna compañera 


Conocemos su lado oscuro 
Luna destrozada
Época de dieta

Luna menguante
Fabulosa esfera perfecta
Luna solo hay una




Comía melón bajo la mirada
Redonda de la luna abundante
De fondo, el canto blanco del mar rebosante
Calma de rocas con larga historia.

Chocó un planeta contra nuestra pelota
Cráteres y vida salieron a la luz

domingo, 22 de septiembre de 2013

Un certain charme


Bocinas y avisos
Encantos de entretiempos
El tiempo no se va
No hay inmensidad.

Sin sentido, el tiempo descansa
Nosotros corremos a toda prisa
El tiempo nos mira quieto
Erramos en un aprieto.



Bocinas que cantan
A las dueñas de sus casas
Mujeres y sus paredes blancas
Del azul de los mares andan.



Una voz de cuchillo
Chilla para el pueblo dormido
"Recogemos su chatarra
No importa la clase, lavadora
Y demás".

Megafonía, arte y encanto
Del pasado polvoriento
Que sale a destiempo.
No, el tiempo ni discurre, ni se va.

Hay quien recorre distancias
Contando el tiempo que pasa.
Perderá el tren de la Vida
Si mide el espacio con horas escasas.




Ven conmigo,
Amigo,
Cobijo te daré...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Recuerdo

Recuerdo el frío del invierno,
las miradas de hielo,
el hervor del agua amarillenta,
el olor a infusión,
el fuego de la pimienta,
su color de revolución.







Recuerdo el adormecer del paladar confundido,
pasos de transeúntes decididos
machacando el asfalto aburrido
de tanto escupitajo.

Recuerdo a Don Quijote,
notable notario con dote,
montando su Dulcinea negra
de chatarra recia, oxidada y añeja.









Recuerdo aires glaciales
olores bestiales,
ojos rasgados a tijerazos,
hombres distraídos y más escupitajos.







Recuerdo callejones,
callejuelas, negror cargado,
palomos grises a montones,
bicis en pelotones.









Recuerdo un ritmo flemático
respirar hondo monástico
en contraste con el místico
de cuerpo etéreo y físico.

¿Recuerdo? Ya no puedo.
Se me fue detrás del viento
A cal y canto, en el desierto.
Invierto, despierto al descubierto.

(Recuerdo: patrón ya recortado para el porvenir)


viernes, 13 de septiembre de 2013

À toute les femmes qui souffrent de la lâcheté des hommes...


furtives ondées d'un mois d'été
Qui crépitent telles les pépites dorées
D'une soirée arrosée d'étoiles dévoilées.

Captives et blessées de retour d'une guerre acharnée,
Les eaux bleutées soufflent vagues et marées
Crachant le sang révolté de déchets abandonnés.

Réceptives ondes derramées sur une plage enchantée
Sirènes des marins déchantés déchaînent des passions survoltées.
Et réveillent délibérément par leur chants magnifiés pudeurs estompées.

Craintives voix d'une conscience échouée
Entonnent en canon la diversion dépouillée
Des sens émerveillés par la chair rosée.

Pensive, je m'ouvre au béant d'une image à la dérive,
Tu t'emportes et m'emporte -mais qu'importe- je suis ivre
De tes lèvres, pulpe nacrée, me voilà libre !

martes, 10 de septiembre de 2013

RTMS



No hay seguridad absoluta, ni certeza absoluta, ni tampoco certidumbre absoluta, ni siquiera tiempo absoluto, cuando menos espacio absoluto, sólo hay azares que se cruzan, se tuercen, serpentean, se doblan, se rompen, irrumpen cuando estamos sosegados, la mente ausente, mirando por la ventanilla paisajes estáticos que vuelan a velocidades estrepitosas. Demasiada velocidad -¿única culpable?- excesivo rumbo jadeante, lanzado sobre raíles que hilvanan tierras lejanas de hierro. El tren, máquina de vapor que se esfuma en curvas salerosas y peligrosas, se ha quebrantado, rajado de sangre ajena, de lágrimas de horror, miradas cegadas por el sobresalto. 



Unas siglas, lenguaje del siglo XXI, sellan el destino de pasajeros inocentes. El tren deshumanizado por sistemas de seguridad relativa, la paradoja del tren -aquella que dio la vuelta al mundo-, ferrocarril descarrilado, hierro reventado por un impacto azaroso y desastroso. Desgracia es aquella que nunca da la cara, que se desviste a oscuras, pesadumbre que hunde, encontronazo de circunstancias penosas. Desgracia es aquella que despierta lo mejor del humano, su capacidad para unirse, con dolor, con-dolencias, una respiración que muere por desaliento, un tiempo que se detiene, un segundo que dura una eternidad. Solidaridad orientada hacia la marea humana, el mano a mano, codo con codo.

Suena a poco. Somos poca cosa, de carne y hueso, huesos tan frágiles, carne ensangrentada de vísceras que gritan con el miedo metido en las entrañas donde nadie lo ve. El impacto, el sufrimiento nacido del error confabulado con un futuro impredecible, el susto y luego el vocerío del dolor.

Del cráter despiadado de la fatalidad, sonrisas, miradas y susurros de ternura han sido arrebatados en un plácido viaje que, con el aleteo de un porvenir viciado, se ha tornado rabioso. Y eso da rabia, aunque no consiga borrar lo acontecido. Pero de los errores podemos sacar alguna lección: la tecnología suplanta al humano, la tecnología puntera mejora este viejo mundo gastado, la tecnología salva vidas, aunque su otra cara, la de la máscara que no se enseña, arrebata vidas. ¿Existe un equilibrio entre las vidas que escapan de la tormenta desatada por el infortunio y las vidas que quedan atrapadas en el tornado de los azarosos rendez-vous inapelables? Cuando el humano comete un error, la "Justicia" se encarga de hacerle pagar con privación de libertad o incluso privación de vida; solo así conseguiremos reparar los daños. Pero cuando la tecnología falla, no hay culpables, ni sanciones, ni chivos expiatorios, ni cabezas que ruedan por los (entre)suelos de la conciencia colectiva a mano de justicieros vengativos. Sólo queda la desgracia. Y punto

sábado, 7 de septiembre de 2013

Ley y Corán



Lo antagónico molesta, irrita tanto como las molestas picaduras de mosquitos que manchan de su zumbido -o silencio- las noches mecidas por el canto del mar. La mente se resiste a cambiar, la evolución que Darwin nunca nombró en su famoso libro es el chaleco salvavidas de la Humanidad. Sin adaptación, no hay vida, ni siquiera vegetación. El animal observa la Naturaleza para garantizar su supervivencia. El hombre, tan superior desde sus dos patas, erguido y erecto, se menea por líneas fronterizas, horizontes de espejismos que albergan errores de evaluación, compost de los horrores de la civilización. 

Vuelve la historia con sus máscaras deformes de la memoria, compleja conexión de circuitos, apátrida y sin domicilio fijo. Flujo flojo de fajos de información almacenada en un sin lugar, espacio de coleteos sin límites, el entendimiento está en peligro de extinción por someterse a una lógica que se tambalea. El cerebro, tripartito al igual que el espiritu santo, es la sede cognitiva de la torre de Pisa, del Babel, del rascacielos, etc., que el científico ha ido edificando. Biblioteca virtual, borrador y mapa de un saber que se hunde en un mar movido. Movimiento de la vida que no puede fijarse como una imagen fotográfica, que no sabe estancarse en el lodo del estanco donde surge de las aguas podridas la belleza de la flor de loto. Dualismo de la belleza que se nutre del maloliente ambiente, amigo y padre. 

Este siglo, nutrido de incertidumbre, debe volcar, derribar, ahorcar, vencer y tordre le cou a aquello que ya ha caducado. A toda prisa vivimos, encubiertos por ideologías dudosas, plataformas de una certeza has been, de unos dogmas polvorientos. El mar esculpe y amansa el hierro, metal duro electropositivo. el tiempo desdibuja y derroca las ideas fugaces como divas estelares, nebulosas cuya luz que perciben nuestros ojos ha dejado de existir. La naturaleza engaña nuestros sentidos, embaucados por las sirenas de las razones cartesianas, embusteras y fulleras... nuestros ojos no ven nada. 

Dicotomía: ojos, cegados por la mentira de lo que no es, solo ven luces muertas filtradas por el discurrir descarrilado del tiempo engullido en el espacio galáctico y se ciegan en el mar borroso de corales forjados por una historia universalizada. Reguero de pólvora, polvo de leyes fosilizadas, creencias enquilosadas, despecho del sentido común, soplo de un poniente arrasado.

Así, nos organizamos. Desorientados por sistemas arcaicos, nos adentramos en un bosque frondoso, túnel mental que nadie desmiente. Leyes y Corán, hilvanados en tiempos remotos, inadecuados, caducos, pasados, vencidos, no se rinden. Hombres -y alguna mujer- despiadados, desamparados en una certidumbre deshilachada por el tiempo, que se resiste. Tiranía de la palabra escrita, que no enmudece ni muda, dictadura de textos que rigen conductas de acuerdo con valores ahogados en el océano del tiempo. 

El bueno dictamina, dibuja líneas de conducta, disemina aires de un respeto quebrado, quebrantado por el peso del árbol del tiempo. Estamos muy mal, las instituciones son viejas brujas desdentadas cuyos crímenes intentan apagar a escobazos. Sólo barren para casa y se preservan con muros edificados con sangre y sudor del pueblo. Canallas de cuello blanco, de barbas dignas, de túnicas y trajes antiguados. 

Contorsiones de frases amputadas por el instinto de aquello que es justo. La frontera entre las leyes y las religiones es tenue, ambas apuntan hacia una meta que ya dejó de ser. El acceso está vedado, prohibido el paso, cortada la comunicación, sin cobertura, aislados nos han dejado. La isla de un tesoro que queda por descubrir, debemos revelar la foto de lo que somos ahora. 

No hay derecho a juzgarnos según el bien y el mal, porque es un espejismo, pero lo peor es que se nos juzgue de acuerdo a conceptos retrógrados de comportamientos inapropiados en una sociedad que cambia a la velocidad de la luz.

Religiones y leyes: omnipresentes -abruman nuestras mentes alumbradas por conexiones invisibles-. Omnívoras víboras de un colectivo sin memoria, tiburones despectivos de los ángeles terrestres, dientes de serrucho, cuchillas de afeitar, cuchillos afilados desgarradores. No hay nada más antinatural. Sin adaptación, sin cambio, sin mutación estamos abocados a extinguirnos. Seremos la causa de nuestra propia extinción. La rigidez atávica de las leyes, la intransigencia decrépita de los dogmas acabarán (¿?) con el respirar, vaivén de aires vivificantes, de nuestra especie. 

Preocupados en vivir más años, se nos tuerce la mirada, nuestro reflejo en las aguas incesantes nos mantiene alejados de los peligros que acechan, auspiciados por el Hombre que ostenta una bandera de impunidad arrebatada a sus coetáneos con textos redactados con plumas caducas. 

Al igual que la leche, ciertos textos deberían tener fecha de caducidad. 


lunes, 2 de septiembre de 2013

Misterio


El misterio se viste de negro
con sus cajas y agujeros
tan opuesto al blanco 
necesario equilibrio para el descanso.



Sin fuga, se juntan ambos
en un oleaje espumoso
de curvas seductoras.

Limbo de cuerpos osados
en que vibra el silencio prensado
de un piel a piel refrendado.

Blanco y negro si no se mezclan asaltan mentes arcaicas
tan angostas como callejuelas de cascos antiguos,
barrios barridos por un viento con olor a fantasmas de búhos,
ojos de pez vinculados por el desierto de bocas quejicas.

El misterio se viste de agujeros
Disonantes y distantes
Con achaques quejumbrosos y guerreros
De ébano grandilocuente.

La louve

Ecrivons sur la page Pendant que la mer dégage Si la mère enrage Elle effacera toutes les pages