martes, 13 de agosto de 2013

Perdonen las molestias


Carretera cortada. Sin previo aviso, así por las buenas. Recuerdo -aunque se sepa que la memoria es una traicionera y más que las palabras, se acomoda, deshilacha, (des)compone, des(a)nuda, (des)viste, disfraza a su antojo- las primeras carreteras para dejar atrás la humareda negra de Pekín -políticamente incorrecto, pero desde la Luna ¿a quién le importa?, incorrecto para el bando de los rojos, mi color, y eso a nadie le va a importar, eterna lucha contra los colonos a mano armada de los pueblos oprimidos que se tornan crueles, venganza plato frío, gazpacho de la vida, purgatorio de la (in)consciencia, bazofia de unas neuronas mal o desconectadas- lisas, negras, anchas, lenguas de asfalto que te engullen para vomitarte mejor. Calzadas para ir descalzos, oscuras, luego, focos y más adelante, nada. ¿Cortada, la carretera? No, inacabada. Y la diferencia es abismal como todo aquello que se enfrenta al quark. O frenas o te matas. Vaya suicidio más tonto. Desprevenidos estábamos: la rutina, esa amiguita algo pegajosa como el calor de verano en una isla. 90% de humedad y toda el agua del cuerpo que se larga. Larguez les amarres. Arrímate que te sigo contando.

Más molestias causan los mosquitos, plaga de larvas mecidas por el agua tardía de junio. Y nadie se disculpa. Se equivocó Cortázar. No hay quien se deshaga de los mosquitos. Están para recordarnos que esto es el purgatorio, sin Virgilio, Beatriz aún por nacer, una forma como otra de lavarse los pies, exhumar penas, aceptar y callar, sin manifestaciones ni escraches. Realidad cruda de carreteras cortadas. Destacadas estocadas. Estancadas creencias, fes despojadas. Atisbo de luz, semblante de individualidad maquillada. Se nos pasó la hora, desdicha de nuestra condición malrauxiana, una y contenida en fronteras de lápiz indeleble o tizas de polvo sucio, sudor del alma, cansancio de la memoria a la que no podemos atrapar. Ni Bolt, ni su nuevo rival pueden dejar el tiempo atrás, se nos escapa por las rendijas del desconocimiento, no hay tu madre.

Y yo aquí, frente al mar azul, salida de la nada, out of the blue, tumbada en una hamaca turquesa, oro de la tierra, de la abundancia, de la cosecha, de la vida, ¿no? Delicia egoísta, tiempo en suspensión...

Lo conseguí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A vous de jouer... Les dés sont jetés.

La louve

Ecrivons sur la page Pendant que la mer dégage Si la mère enrage Elle effacera toutes les pages