Carretera
cortada. Sin previo aviso, así por las buenas. Recuerdo -aunque se sepa que la memoria es
una traicionera y más que las palabras, se acomoda, deshilacha, (des)compone, des(a)nuda, (des)viste, disfraza a su antojo- las primeras
carreteras para dejar atrás la humareda negra de Pekín -políticamente incorrecto, pero
desde la Luna ¿a quién le importa?, incorrecto para
el bando de los rojos, mi color, y eso a nadie le va a importar, eterna lucha
contra los colonos a mano armada de los pueblos oprimidos que se tornan
crueles, venganza plato frío, gazpacho de la vida, purgatorio de la (in)consciencia,
bazofia de unas neuronas mal o desconectadas- lisas, negras, anchas, lenguas de
asfalto que te engullen para vomitarte mejor. Calzadas para ir descalzos,
oscuras, luego, focos y más adelante, nada. ¿Cortada, la carretera? No, inacabada. Y la diferencia es
abismal como todo aquello que se enfrenta al quark. O frenas o te matas. Vaya
suicidio más
tonto. Desprevenidos estábamos: la rutina, esa amiguita algo pegajosa como el calor
de verano en una isla. 90% de humedad y toda el agua del cuerpo que se larga. Larguez les amarres. Arrímate que te sigo contando.
Más molestias causan los
mosquitos, plaga de larvas mecidas por el agua tardía de junio. Y nadie se
disculpa. Se equivocó Cortázar. No hay quien se deshaga de los mosquitos. Están para recordarnos que esto es
el purgatorio, sin Virgilio, Beatriz aún por nacer, una forma como otra de lavarse los pies,
exhumar penas, aceptar y callar, sin manifestaciones ni escraches. Realidad
cruda de carreteras cortadas. Destacadas estocadas. Estancadas creencias, fes
despojadas. Atisbo de luz, semblante de individualidad maquillada. Se nos pasó la hora, desdicha de nuestra
condición
malrauxiana, una y contenida en fronteras de lápiz indeleble o tizas de polvo
sucio, sudor del alma, cansancio de la memoria a la que no podemos atrapar. Ni
Bolt, ni su nuevo rival pueden dejar el tiempo atrás, se nos escapa por las
rendijas del desconocimiento, no hay tu madre.
Y yo aquí, frente al mar azul, salida
de la nada, out of the blue, tumbada
en una hamaca turquesa, oro de la tierra, de la abundancia, de la cosecha, de
la vida, ¿no?
Delicia egoísta,
tiempo en suspensión...
Lo
conseguí.
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