miércoles, 21 de agosto de 2013

Rastafari


Modas. Algunos siguen tendencias y se preocupan por su apariencia aunque parezca destartalada y descuidada. Los hippies, por poner un ejemplo -el corrector ortográfico no reconoce esta vocable y me propone como alternativa "hipótesis", la tecnología ayuda, pero también despista, nos lleva por otros derroteros- suelen pregonar la libertad. Optan por volver a la madre naturaleza tan sabia y ostentan orgullosos lo que llamamos rastas. Pero para lograrlo deben dedicarle horas, meses, años de descuido cuidadoso, medido y comedido. Lo que se nos ha olvidado es que Bob no debía hacer nada para lucir ese pelo rebelde. El logo del anti-sistema, pelo desmelenado.


Las apariencias engañan. Yo no me fío. Mam Cheikh nos advirtió. Hasta los italianos, tan cristianos nos avisaron: l'abito non fa il monaco. ¡Y cuán razón tienen! Lo mismo ocurre con los devotos, feligreses infelices de tanto pretender. ¡Qué importa! Si vas a misa a confesarte, a escuchar sermones, a demostrar que eres mejor que tu vecino, a mí no me la juegas. Ya tengo mucho mundo recorrido y somos todos igualitos, a pesar de esas diferencias tan despampanantes. No me deslumbras ni con coletas, ni con rastas.

Escucho el viento que ya no sopla, el zumbido del mosquito que ha dejado de incordiar. Silencio plateado, tinto que me embriaga. Qu'importe le flacon pourvu qu'il y ait l'ivresse ! Eso no impide cordura, la del cordero frente a la cabra. El sol se ha retrasado, las olas adormiladas por la ausencia de soplo. Tomaron las armas y se cargaron al shérif.

¿Quién lo mató?  

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A vous de jouer... Les dés sont jetés.

La louve

Ecrivons sur la page Pendant que la mer dégage Si la mère enrage Elle effacera toutes les pages